Descripción
En la época actual, de grandes ambigüedades en muchos aspectos, es siempre conveniente volver a la ética clásica. Especialmente cuando se trata del derecho de propiedad. Domingo de Soto, quien trabajó para el emperador Carlos V y fue uno de los primeros maestros de la Escuela de Salamanca, sistematizó el pensamiento moral del siglo xvi. Entre otros aspectos, se preocupó por el modo de usar rectamente los bienes materiales. Mancio, su discípulo, con un gran paralelismo, estudió el dominio. Ambos postulan que el derecho de propiedad individual es un derecho natural que nadie puede abrogar y que se extiende a toda la creación.
A los hombres, y muy particularmente a los sabios, hay que estudiarlos en su ambiente. Esto es lo que hace la autora de este libro, desmenuzando la aportación de cada uno de ellos a la dimensión moral de este aspecto tan importante para la economía y, en el fondo, para la sociedad actual y futura.