Descripción
Desarticulado por el ataque frontal de los grandes propietarios el tímido reformismo agrario que pretendía la Ley de contratos de cultivo, más preocupada por estabilizar la estructura agraria existente que para ayudar a los sectores necesitados del campo, con la llegada de la revolución, estos sectores resolvieron el problema apropiándose de los medios de producción. La región de Girona no fue la excepción en este sentido, y también aquí los campesinos fueron más allá de todas las previsiones, incluidas las de los sorprendidos dirigentes libertarios. Factores como un mayor grado de conciencia de clase, producto de las luchas campesinas del período republicano, y la actitud de los propietarios, despectiva ante el principio republicano de igualdad de derechos entre los individuos, habían envenenado las relaciones sociales en el campo y ayudado bastante a este desenlace, tanto o más que los intereses económicos.